jueves, 31 de diciembre de 2009


FELIZ 2010 :En Vivo desde el Time Square

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martes, 29 de diciembre de 2009


Tensión entre Perú y EE.UU por Compra de Armas

Original de GranComboClub.com
Escrito por Silvio Rendon

Que el Perú compre armas, sobre todo de ciertas fuentes, históricamente ha provocado tensión con los Estados Unidos. Al parecer es lo que viene ocurriendo con la compra de tanques chinos, que según el ex ministro del interior Fernando Rospigliosi, son chino-pakistaníes, y se llaman Al Jalid, ver Al Khalid y Farra militar.


Y es curioso porque si vemos qué países son los principales clientes de la industria bélica americana en el hemisferio, encontramos lo siguiente:

Table 2. Leading Purchasers of U.S. Defense Articles and Services, Total Values of American Republics Agreements Concluded
(in current U.S. dollars, rounded to nearest million)

American Republics-Agreements-2001-2004 -- 1 Chile $550 million --2 Canada $544 million --3 Brazil $168 million --4 Colombia $139 million[a]--5 Venezuela $47 million

American Republics-Agreements-2005-2008 --1 Canada $2.49 billion --2 Brazil $1.13 billion --3 Colombia $608 million[a]--4 Chile $145 million --5 Argentina $102 million

American Republics-Agreements-2008 --1 Canada $821 million --2 Brazil $388 million --3 Colombia $310 million[a] --4 Chile $78 million --5 Argentina $47 million

a. Includes FMS sales related to international narcotics interdiction programs.

Fuente: Congress and Law: U.S. Arms Sales: Agreements with Leading Purchasers, 2001-2008.

Como se puede apreciar, Estados Unidos tiene como principales clientes de su industria bélica a un par de países limítrofes con el Perú, notablemente Chile, que figura siempre entre los cinco primeros compradores. Lejanas están las épocas del embargo de armas de EEUU a Chile por la enmienda Kennedy, ver Los militares chilenos y su relación con los Estados Unidos. Pareciera que es más bien el Perú el que tiene un embargo, una suerte de veto de los Estados Unidos a la compra de las mismas armas que sí vende a los vecinos.

Así ocurrió con la compra de Mirages en 1967, en que el gobierno americano amenazó al Perú con poco menos que plagas de Egipto (sanciones económicas de parte del gobierno americano, pero también del FMI y bancos privados americanos) si el Perú procedía con tales compras (después de haber dotado de aviones supersónicos a la Argentina y a Chile, como vimos en 1967: Perú-EEUU, la crisis de los Mirages 1 y 1967: Perú-EEUU, la crisis de los Mirages 2.

El siguiente documento desclasificado de la CIA (hacer click para bajar el pdf) nos cuenta cómo Estados Unidos preparaba sanciones al Perú en 1996. Éstas eran: rechazo de los deudores del Club de París y del Fondo Monetario Internacional, rechazo de países miembros de APEC a que el Perú forme parte de esa asociación internacional, y que Estados Unidos directamente sancione al Perú. Las relaciones Perú-EEUU no seguían una política de “cuerdas separadas”, por un lado la integración económica y por otro lado el tema geopolítico-militar. No, el gobierno americano abiertamente analizaba sus opciones para sancionar al Perú usando su poder en multilaterales como el FMI.1


La razón de la preocupación era la compra de aviones MIG-29 y SA-19, y de misiles Scud. La inteligencia americana analizaba diversos escenarios de combinaciones de compras de armamentos por el Perú. Lo que saltaba a la vista era que el Perú tenía los recursos económicos para la modernización. Había recursos para la compra de armas, sin poner en compromiso los objetivos económicos del gobierno. Corea del Norte, posible proveedore del Perú, había marketeado bien los Scuds, a precio mucho más bajo que los MIGs. (El informe incluso señala que estos precios bajos incentivaban también a los oficiales involucrados en las negociaciones de compra a beneficiarse personalmente.).



Lo que más le preocupaba a los Estados Unidos era la pretensión peruana de comprar Scuds, y en particular de Corea del Norte. Y en esta preocupación no estaba solo, sino que también la Argentina y Brasil objetarían la compra peruana de los Scuds. Sin embargo, precisamente por esta gran presión era que las probabilidades de compra de Scuds era muy baja (1 a 10). Ahí era donde venían las sanciones económicas que deteriorarían la economía peruana. Nos aplastaban económicamente. Esas eran las medidas de disuasión contra el Perú. En cambio, no tenían ninguna medida efectiva de disuasión contra los proveedores de armas, como Bielorusia, Rusia y Corea del Norte.

Así era la cosa en 1996, no muy diferente a cómo había sido en 1967. Amenazas con sanciones económicas, no admisión en asociaciones internacionales. Para nada había “cuerdas separadas”. Cabe preguntarse, ¿qué está ocurriendo ahora mismo con la compra de armamento de fuentes no americanas? ¿También se vienen las sanciones económicas? Tampoco el reciente cambio de ministro de economía parece haber estado desligado a la problemática militar. Tocará estar atentos al tema y saber interpretar las diversas señales que se vienen dando. Ya puede el Perú ser anfitrión de APECs y APICs. La integración económica no está para nada desvinculada de las presiones de carácter político y militar americanas, en que parece haber más intereses en común y favoritismos con nuestros vecinos y vetos contra el Perú.

P.S. La aspiración peruana a Scuds es conocida (y temida) en la región, como vimos en El cohete Paulet 1 y el Scud. Como diría el grupo rumbero Los Manolos “tú tienes cuchillo charlatán, yo tengo pistola”.


1.Esto no es extraño en diversos casos de integracía económica. En los ochentas la tardía España entró a la Comunidad Europea, pero también a la OTAN. Una venía con la otra. Se la vendieron “surtidita” y aceptaron.

sábado, 26 de diciembre de 2009


Los Juguetes de Aldo Mariátegui


Por Daniel Salas
GranComboClub

La columna del director del diario Correo del 24 de diciembre es especialmente significativa. Ayer, Silvio Rendón la comentó aquí. Yo quiero agregar algunas reflexiones a partir de un concepto que he estado llamando “imaginación moral”.

En primer lugar, aclaro que desconozco si tal término existe en los estudios sobre desarrollo moral, un asunto en el que no soy especialista. Yo lo he venido usando –con bastante libertad, debo admitir— para referirme a la capacidad de una persona de, por un lado, proyectar el efecto de sus acciones sobre los demás y, por otro, imaginar los sentimientos ajenos. Es una variación de la “imaginación sociológica” de la que hablaba Wright Mills.

Imaginar, por supuesto, no es lo mismo que sentir. Yo no puedo sentir la alegría o el sufrimiento de otro pero puedo hacer conmensurable mi propia experiencia con la experiencia ajena. Por lo mismo, no me puedes pedir que comparta tu alegría o tu desgracia pero sí puedes esperar que la comprenda. Asimismo, yo no experimento todos los efectos de mis acciones pero hasta cierto punto puedo proyectarlos y evaluar si causarán más daño que bien.

Una de las razones por las que cada vez me resulta más difícil sentir asco o desprecio por los demás, incluso por aquellos que han perpetrado horrendas atrocidades, se debe a que he llegado a la convicción de que una tarea verdaderamente revolucionaria y que cambiaría el mundo definitivamente es extender la imaginación moral hacia el entendimiento antes que la condena.

Lo interesante de la columna de Aldo Mariátegui es la profunda desconexión que evidencia entre el sufrimiento propio y el ajeno. Aldo Mariátegui considera que cabe recordar cómo el gobierno socialista de Velasco le aguaba la Navidad al impedir la importación de juguetes que otros –los que tenían la fortuna de tener padres con mucho más dinero— sí podían tener. Advirtamos que el director de Correo no es totalmente ignorante de lo que le sucedía a otros. Veamos este pasaje de su texto:
Lo interesante es que Mariátegui considere necesario expresar aquello que “le jode mucho” pero que no se plantee el derecho de otros a lo mismo. Para Mariátegui, no haber tenido ciertos juguetes cuando él era niño es un motivo más de justa ira y condena a un gobierno que considera oprobioso. Pero cuando se trata de niños que han visto asesinados a sus padres o de madres que han sufrido la desaparición de sus hijos la evaluación moral cambia radicalmente. Como me comentaba un amigo, ahora sabemos que Aldo Mariátegui no es un enemigo de la memoria. Es, en realidad, amigo de una memoria selectiva: aquella que comprende el sufrimiento de él y de otros como él.
Sonará frívolo y engreído (ya me imagino cómo reaccionarán Lévano y Wiener) que un niño burgués se queje de esto en un país con tantas carencias -que eran mucho peores en esa época, donde los pobres limeños usualmente comían Nicovita, un alimento para aves-, pero cada uno habla desde cómo le fue en esa feria, y sí pues, me jode mucho (y miro con sana envidia a los niños actuales) no haber tenido más juguetes que algunos pocos y lógicamente algo estropeados que heredé de mis hermanos mayores, sólo porque a algún estúpido cachaco se le ocurrió que “no era prioritario gastar divisas en éstos”, como si la economía funcionase como un cuartel.

Yo también tengo recuerdos del gobierno reformista de Velasco (*) y de la “segunda fase” de Morales Bermúdez. No recuerdo que me haya faltado un juguete que otro sí tenía –tal vez porque no tenía amigos ricos— pero sí recuerdo a cientos de niños que he visto sufriendo de varias maneras en la época en que mi padre ejercía la pediatría en casa. Gracias a este contacto, nunca sentí resentimiento por lo que no tenía. Sí, en cambio, sentía una gran tristeza por lo que otros no tenían o por las experiencias de dolor que atravesaban. Cuando pienso en mi infancia me traslado inevitablemente a la melancolía no debida a ningún sufrimiento personal pero sí al que veía a diario en los rostros de otros. Hablo de niños maltratados con heridas y quemaduras, desnutridos al punto de que su pelo quedaba descolorido, de madres desesperadas y que no podían pagar las consultas ni las medicinas, en general, de diversas víctimas de la pobreza y la ignorancia.

Mi propio resentimiento o mi propia carencia debería ser un mecanismo para entender los resentimientos y las carencias de los otros. Si yo siento dolor, debería imaginar cómo es el dolor de los demás. Si no soy capaz de olvidar que no pude tener el juguete que otros pocos sí tenían, debería comprender cómo otros, con mucha más razón, no son capaces de olvidar el asalto de sus casas, la matanza de sus familiares, la violación y, a la larga, la marginación y el destierro.

Yo no tengo ningún problema en que se abra un museo en memoria de los juguetes que Aldo Mariátegui no tuvo. Pero no entiendo entonces por qué no puede haber un museo en memoria de otras pérdidas que, sin duda, son mucho más graves. Si no podemos conectar una emoción con la otra, es porque sencillamente nuestra imaginación moral es de una estrechez asombrosa.

Sí hay una solución al resentimiento. No consiste en negar el resentimiento de los otros sino de reivindicarlo. No consiste en odiar al que se me opone sino en comprenderlo. Mi sugerencia es que Aldo Mariátegui y todos los que se sientan como él compren varios juguetes –digamos cuando menos unos diez, lo que no es mucho dada la expansión económica que Mariátegui celebra—y que, en nombre del niño que ellos fueron, se los regalen a los niños que ahora son.

(*) Lo que más detesta mi memoria del general Velasco no son las prohibiciones a las importaciones sino sus larguísimos y tediosos discursos. Debido a ello, tal vez yo me haya vuelto un fanático de la parquedad y un enemigo de la habladuría y la demagogia.

miércoles, 23 de diciembre de 2009


¿ES NECESARIA UNA COMISIÓN DE LA VERDAD EN EL PERÚ?



Revista QuéHacer
Eduardo Dargent Bocanegra

¿Vale la pena investigar las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la lucha contra la subversión? ¿No iría esta búsqueda de la verdad en contra de una paz muy arduamente buscada, al revivir el conflicto? Las recientes discusiones sobre la conveniencia de crear una comisión de la verdad para investigar la violencia producida en el contexto de la lucha antisubversiva en nuestro país nos llevan a enfrentar estas preguntas y problemas.

En este breve artículo discutiré si las dos razones que generalmente se señalan para justificar la creación de estas comisiones tienen sustento en el Perú: la reconciliación de las partes en conflicto («cerrar heridas») y la necesidad de establecer la verdad histórica para prevenir que estos hechos se repitan. Antes de plantear algunas respuestas, es preciso señalar las características de estos mecanismos de búsqueda de la verdad.

I. ¿Qué es una comisión de la verdad?

Las comisiones de la verdad han tenido por objeto investigar las violaciones a los derechos humanos cometidas en situaciones de conflicto interno. Argentina y Chile después de sus dictaduras, El Salvador y Guatemala tras la guerra civil o Sudafrica al caer el régimen racista, son ejemplos de Estados que optaron por investigar la verdad por medio de estas comisiones.

Cada realidad dará lugar a instituciones con mandatos distintos, por lo que es imposible establecer una receta única; sin embargo, existen algunas características comunes. En primer lugar, las comisiones deben ser conformadas por personalidades independientes que otorguen legitimidad a sus investigaciones. De no ser así, la verdad descubierta no gozará de credibilidad frente a la población y las partes en conflicto. Asimismo, es importante tener en cuenta que una comisión de la verdad no puede condenar ni castigar a nadie, quedando esta decisión en manos del Poder Judicial luego de un proceso penal.

La ventaja de las comisiones frente a las investigaciones que pudiese realizar el Poder Judicial, es que sus procedimientos y conclusiones son más comprensibles para la sociedad. La justicia penal es complicada, lenta, formalista, manipulable por los poderes fácticos, mientras que una comisión puede realizar un trabajo independiente, ágil y lograr una mejor difusión de la verdad descubierta. Nada impide, por lo demás, que estos mecanismos sean simultáneos.

II. ¿Una herida abierta y sangrante?

Como primera razón para crear una comisión de la verdad se señala que resultaría conveniente hacerlo como forma de promover la reconciliación nacional, cerrar las heridas que han quedado abiertas tras la guerra interna. Esta posición nos hace pensar en un país quebrado por el conflicto, dos grupos enfrentados que necesitan hacer las paces para iniciar un proceso de vida común. Creo que esta perspectiva no refleja la situación del Perú. Sin duda, entre las víctimas encontramos personas que han perdido seres queridos y que no han recibido ningún tipo de reconocimiento en su sufrimiento; mucho menos se ha sancionado a los responsables. Ellos sí tienen heridas abiertas. Pero, ¿es éste un problema que forme parte del debate público cotidiano? Creo que no.

En el Perú hubo más desaparecidos que en otros países, 4022 según un reciente estudio de la Defensoría del Pueblo, pero su relevancia en el debate político es mucho menor. ¿Por qué? Pienso que la existencia de una sociedad civil con muy distintos grados de ciudadanía explica esta situación. Concuerdo con García Sayán en la respuesta: «La condición de indígenas de la mayoría de las miles de víctimas explicó y explica porqué los cerca de 3000 desaparecidos peruanos reportados ante las Naciones Unidas han significado muy poco en reacción nacional o en escándalo internacional frente a los 900 generados durante toda la dictadura de Pinochet o los 90 producidos durante la dictadura castrense uruguay». Vivíamos en democracia, con mayores posibilidades de conocer estos crímenes que quienes han vivido regímenes represivos, y sin embargo a muy pocos les importó. En el Perú, a diferencia de Chile o Argentina, mis amigos del barrio no podían desaparecer. Los desaparecidos estaban lejos, en la montaña. Creo que por eso nos importaron tan poco.

En otro trabajo, para explicar el alto número de inocentes condenados en procesos por terrorismo, he señalado que parecieran convivir en el Perú dos tipos de personas: súbditos y ciudadanos. Los desaparecidos, campesinos quechuahablantes en su mayoría, con una débil consistencia ciudadana y sin posibilidad real de garantizar sus derechos, pueden ser calificados como súbditos más que ciudadanos. Al iniciarse la violencia, las Fuerzas Armadas optaron por aplicar una estrategia militar que tenía como característica amedrentar al sector de la población supuestamente tentado de apoyar a Sendero. La escasa consistencia ciudadana de este sector facilitó su acción. Manuales desfasados de las fuerzas armadas norteamericanas, utilizados en sus fracasos asiáticos de los sesenta, inspiraron esta aberración. Una estrategia no sólo injustificable por su salvajismo: también resultó un fracaso en términos militares, pues se perdió la oportunidad de lograr el apoyo de la población en un momento en que el extremismo de Sendero era ya evidente. Entre dos fuegos, muchos optaron por el «otro sendero», migrando a las ciudades.

Es muy distinto ser una víctima con contactos, amigos que puedan denunciar lo sucedido o con la posibilidad de pagar abogados, que personas que no tienen valor para el Estado, incluso indocumentadas. Nuestros desaparecidos se parecen más a las decenas de miles de indígenas muertos en Centroamérica que a los desaparecidos argentinos o chilenos. Con ello no pretendo decir que en Chile o Argentina no se mató a personas de clases bajas. Lo que quiero resaltar es que, en conjunto, sus víctimas estaban más cerca de ser ciudadanos que la mayoría de los desaparecidos peruanos. En esas sociedades sí existe un fuerte movimiento ciudadano que pide justicia y exige conocer la verdad de lo sucedido.

Creo que otra razón que explica el desinterés por el tema es que los grupos derrotados nunca gozaron de simpatía, especialmente por lo sanguinario de sus actos y lo trillado de sus postulados. Aquí no hubo una guerra civil ni rebeldes populares. Es por ello que los inocentes que pudiesen haber muerto al combatirlos, inconscientemente no son asociados por buena parte de los peruanos con una conducta injusta del Estado. Para muchos, el fin justificó los muertos.

Me parece claro que la opinión pública peruana no pide respuestas sobre lo ocurrido: no le interesa solicitar explicaciones, ni presiona por ellas. Los desaparecidos y sus familiares no son un grupo relevante para la sociedad. El argumento de la reconciliación nacional, válido para otras realidades, no es adecuado para nuestro país. No dudo de la buena voluntad de quienes lo propugnan, pero no creo que tenga fundamento. Pienso que una comisión de la verdad debe tener como objetivo mostrar a la población, precisamente, por qué esas heridas no se produjeron. Y por ahí va mi respuesta.

III. Descubrir la verdad: ¿sirve de algo conocer el nudo?

Una segundo argumento para promover la creación de comisiones de la verdad es aceptar que sólo conociendo la verdad, por dura que sea, es posible cambiar tradiciones arraigadas en la sociedad y sentar las bases de una verdadera cultura democrática. De esa manera se puede prevenir que estos hechos puedan repetirse. Pero, ¿es esto necesario? Tal vez una manera de estudiar este argumento sea partir de las posiciones de dos personajes públicos sobre el surgimiento de la violencia.

Martha Chávez ha señalado que Sendero fue causado por unos cuantos profesores izquierdistas equivocados y que no vale la pena hablar más del asunto. Rafael Rey ha dicho, al hablar de la amnistía por la que votó, que los movimientos de izquierda invocaban el odio destructivo y no la unidad. Si lo entiendo bien, fueron ellos quienes habrían creado «artificialmente» el odio que motivó la violencia. Si es así, conocer las causas del surgimiento de la violencia no es necesario, pues las respuestas son sencillas: una educación dogmática y un resentimiento exacerbado. Si no existen profesores rojos ni ideologías equivocadas, no habrá violencia. Por ello, mejor es olvidar y pasar la página.

Este discurso peca de simplista y conservador. Para que esas enseñanzas cargadas de un fanatismo irracional hayan generado adeptos dispuestos a matar y morir por su lucha, debe, necesariamente, haber existido condiciones que motivasen esta opción. Si profesores o activistas hablan a jóvenes con pocas expectativas en la vida de desigualdad, exclusión, violencia, maltrato, racismo, y ellos viven cotidianamente con esa realidad, pues el discurso se hace atractivo. No reconocer el problema implica optar por un olvido irresponsable. Se repite el típico argumento conservador de ver en los fenómenos sociales cuestiones patológicas, antes que problemas que deben ser solucionados. Y esto ha sido una constante en el Perú. No veo mayor diferencia entre el desinterés que existió a inicios de siglo, cuando miles de indígenas del Putumayo fueron masacrados por caucheros, y las matanzas de campesinos de las décadas pasadas.

Pienso todo lo contrario. De no buscar en el pasado para conocer la verdad, corremos el riesgo de no aprender nada como sociedad, dejando un mensaje claro en favor de la impunidad y la desigualdad. Una comisión de la verdad debe investigar para descubrir lo sucedido y aprender de ello. Una forma de construir ese reconocimiento es, precisamente, mostrar a la opinión pública lo que sucede cuando la vida importa tan poco y algunos pueden ser tratados como desechables.

La respuesta no es, entonces, que debemos investigar para curar heridas. La respuesta, en mi opinión, es que investigar implica tirarle en la cara al país una verdad terrible: la sociedad peruana no es justa ni reconoce en igual medida a sus miembros; tanto así que muchos de ellos pudieron ser muertos o desaparecidos. Una comisión de la verdad debe hacer que esas víctimas y sus familiares tengan rostro, una historia y alguien que la escuche, reparación moral y material. Entonces, ya nadie podrá decir que no pasó, que son exageraciones, que nunca supo o que se lo merecían. Este reconocimiento nos lleva a otro: el de quienes, en nuestro país, todavía distan de ser ciudadanos.

Hay otras dos buenas razones para investigar. En primer lugar, la comisión podrá realizar un estudio serio de los actos de lesa humanidad que cometieron los grupos subversivos y describir cuan sangrientos fueron sus métodos. Es necesario desterrar el mito que aún existe entre ciertos sectores en el primer mundo en relación con los grupos extremistas. Todavía hay quienes ven en Sendero o el MRTA a luchadores sociales, desconociendo su profundo carácter antidemocrático y, en el caso de Sendero especialmente, su desprecio por los derechos humanos. La crítica a los proyectos revolucionarios antidemocráticos es, pues, un deber de la comisión.

Además, conocer la verdad permitiría reducir la cultura del secreto que ha existido tradicionalmente al interior de las fuerzas armadas. Dentro de una mal entendida concepción corporativista es preferible lavar los trapos sucios en casa que mostrar públicamente la verdad y enmendar errores. Lo que es peor: los errores se toman como virtudes. Todos hablan de la victoria frente a Sendero, pero sólo a nivel interno se reconoce la terrible equivocación cometida durante los primeros años de la lucha. Otra vez nos encontramos con la idea premoderna del Estado soberano, aquél que no debe ser cuestionado pues se podría afectar al principio de autoridad.

No se trata de una pregunta por el pasado, sino de un proyecto hacia el futuro. Proyecto que pasa por determinar si queremos que las siguientes generaciones vivan en un país como éste o si creemos que vale la pena cambiar. No se trata de curar heridas, sino de reconocer que fuimos tan indolentes que, a pesar del sufrimiento de muchos, esas heridas no se produjeron. Reconocer que este tipo de sociedad es una puerta abierta a nuevas violencias e injusticias. Nada hace pensar que, por sí solos, los dinosaurios vayan a desaparecer. Por el contrario, optar por el olvido es alimentarlos.

IV. Conclusión: la conciencia del pecado

Un primer objetivo de la comisión debe ser determinar la responsabilidad del Estado y de los grupos subversivos en la violencia, recogiendo testimonios y reconociendo las causas que motivaron esta situación. Es importante que el Estado colabore en el esclarecimiento de los hechos para mostrar que la actitud ha cambiado y que la responsabilidad puede ser asumida. Acciones claras en este sentido son que brinde toda su colaboración en la ubicación de las fosas comunes, que pida perdón a los familiares, que los escuche. Poner fin a esa burla, a ese macabro trámite de expedientes de desaparecidos que se mueven de un lado a otro sin que se obtengan respuestas.

Concuerdo con lo que señala Jurgen Habermas, refiriéndose al holocausto y el pueblo alemán: «Sólo la sensibilidad frente a los inocentes torturados de cuya herencia vivimos es capaz también de generar una distancia reflexiva respecto a nuestra propia tradición, una sensibilidad frente a la terrorífica ambivalencia de las tradiciones que han configurado nuestra propia identidad. (...) Es cierto que no podemos buscarnos nuestras propias tradiciones, pero sí que debemos saber que está en nuestras manos el decidir cómo podemos proseguirlas. (…) Pues toda prosecución de la tradición es selectiva, y es precisamente esta selectividad la que ha de pasar hoy a través del filtro de la crítica, de una apropiación consciente de la propia historia o, si usted quiere, por el filtro de la "conciencia del pecado"». Ésta es, entonces, mi respuesta a las interrogantes planteadas: es necesario investigar, tomar conciencia de nuestro pecado, para construir una comunidad más justa en la que estos hechos no se puedan repetir.

viernes, 11 de diciembre de 2009


Periodismo: Otorongo Sí come Otorongo

11 de diciembre de 2009
Américo: ¿Por un puñado de Soles?

Quienes alguna vez pisamos las viejas, pero siempre remozadas, estructuras del edificio de la revista Caretas, sabemos que allí no pagan mal. Aunque el viejo volkswagen del fotógrafo Oscar Medrano siempre insinuó lo contrario. Los sueldos son decorosos y los “vales” te sacan de más de un apuro.

Aunque la bohemia ronda por todos sus ambientes, son pocos los que caen en la tentación de desestresarse con el líquido elemento. Más bien, suculentos son los recuerdos del viejo local de Camaná en donde, el chino del restaurant afiliado, expendía el arroz con mariscos más sabroso de toda Lima.

Como decía, la paga nunca ha sido mala en la decana de las revistas. Entonces, qué puede llevar a un periodista, cuajado en mil lides, a pedir dinero y negociar una información. Lo que nos cuenta la siempre valiente periodista, Paola Ugáz, es inconcebible y duele creerlo.

Es cierto que Caretas, desde el alejamiento del viejo zorro del periodismo, Enrique Zileri, ha decaído mucho en su compromiso y contenidos, pero, de ser cierta la información que se divulga en el siguiente informe, estaríamos ante un duro golpe a la credibilidad del periodismo de investigación, cuyos exponentes, por muchos años, se han jugado literalmente el pellejo por mantenerlo vigente y vigilante. A continuación leamos atentamente lo que nos cuenta, de primera mano, la reportera Paola Ugaz en su blog larryportera.

Descubriendo Américo
 


Diciembre 10th, 2009
Por Paola Ugáz

Aprendí lo que sé de periodismo en la revista Caretas, a donde llegué a trabajar en diciembre de 1999. Tras una entrevista con el actual director Marco Zileri, en la que botó –con una sonrisa encantadora, dicho sea de paso- al tacho mi flaca hoja de vida con estudios de antropología en la Universidad Católica y mas flacas practicas aquí y acullá, entré de asistente del veterano periodista César Lévano, en lo que se anticipaba como un verano caliente: la anunciada tercera reelección de Alberto Fujimori.

El calor húmedo del centro de Lima me acogió como una principiante más en la legendaria revista, donde se sirve en los cierres semanales de edición, el humeante caldo de gallina más potente que he probado hasta hoy y con el que mas de una vez, quedé encerrada en el viejo ascensor de puerta roja del Portal de Botoneros.

En mis primeras comisiones de trabajo, recuerdo haber trabajado con Francisco Rodríguez -“tic tic tac”, para los amigos-, Carlos Saavedra, Javier Zapata y Gilmar Pérez, grandes fotógrafos y guías iniciales en ese oficio humilde del periodismo, así como el ayacuchano entrañable, Oscar Medrano y “manos mágicas”, Víctor Ch. Vargas; un equipo de polendas para una revista que dio la hora en esos años aciagos del fujimorismo y sus acólitos.

En febrero del 2000, publiqué mi primera portada en Caretas; los “hackers” que trabajaban en la ONPE de Portillo, un hito importante en la vida de cada novel periodista -sobre todo alguien que empezaba como yo- y a partir de ahí, “me subieron”, pero de piso, y de trabajar con Lévano, en el piso 4 de la revista; pasé al piso 5, en la histórica área de “Seguridad”, donde Ramiro Escobar, era el editor –el menos gruñón y simpático que he conocido en mi vida- y Patricia Caycho, era la apasionada, joven e inteligente reportera del área.

Junto a la señorita Caycho, recorrimos algunos bares del centro, buscando quizás, personajes de esa Lima que siempre se está yendo; momentos en los cuales nuestras entonces jóvenes gargantas, libaron y libaron, en medio de charlas donde –me avergüenza decirlo- nos la pasábamos hablando de Fujimori y mas Fujimori.


Ya instalada en el área de Seguridad ó como se le conocía “La comisaría”, conocí a Enrique Zileri Gibson, uno de los forjadores del periodismo contemporáneo en el país y quien sigue con el espíritu joven y divertido e indomable aunque irónicamente se encuentre camino a las ocho décadas.

Con él intenté aprender, en una suerte de acelerado posgrado: la importancia de escribir bien, la búsqueda incesante de la verdad, la ironía fina, el desenfado y el humor. Además como reseña de Zileri, Gustavo Gorriti en el libro “La calavera en negro”: Zileri es uno de los mejores tenores del país, sobretodo, en los días de cierre.

En esa universidad que fue Caretas para mí, no puedo dejar de nombrar a Fernando Vivas y Jaime Bedoya, amigos y maestros para toda la vida, a quienes siempre intentó emular por su integridad, pasión al periodismo y endiablada buena pluma.

A PUBLICAR

Es por ese agradecimiento eterno que le tengo a la revista Caretas que debo hacer público lo que presencié detrás de bambalinas, el pasado 19 de octubre: a un periodista pidiendo desesperadamente dinero a una persona a la cual investigaba semanas atrás para la revista en la que trabajaba de editor, para –según argumentó- sacar de la clínica a su mamá que –después de mis averiguaciones periodísticas- se encontraba de buena salud en su casa, ubicada fuera de la ciudad de Lima.

El post es publicado casi dos meses después porque quería informar a los directivos y mis compañeros de la revista del hecho del que fui testigo y cotejar hasta el último milímetro, toda la información que sale hoy ante sus ojos, lectores del blog de Larryportera.

Todo empezó en la mañana de ese día -que ya era complicado porque había dormido poco, ya que un familiar mío estuvo enfermo y me tuvo en pie toda la noche- con una llamada de Blanca Burmester -a quien solo había visto una vez en mi vida- a mi teléfono celular, en la que me pedía una cita con urgencia, y en la que en un principio me negué, porque estaba cansada y con un humor de perros, tras la noche en vela.

Acepté de mala gana y nos encontramos en un café de Miraflores que queda cerca de su departamento y apenas me vio, puso encima de la mesa, el documento Nacional de Identidad del periodista Américo Zambrano Romero, y me dijo –para mi estupor- que él lo había dejado dos días atrás con el portero de su edificio, porque la buscaba con ansias y ella no conocía el motivo, aunque sospechaba que era para pedirle dinero.

Burmester me dijo, “sé que ustedes no me creen y creen que yo soy la mala de esta historia que inventó Américo Zambrano, yo no tengo que ver en nada y ahora viene a buscarme. La única manera de que ustedes se convenzan (se refería a mi mentor y amigo, el periodista Gustavo Gorriti; y a quien Burmester había llamado antes que yo, pero que en esos días, se encontraba fuera de Lima), es que seas testigo de lo que él quiere decirme”.

En ese entonces, yo me consideraba amiga, además de colega de Américo Zambrano.

Con él había compartido una experiencia periodística, cuando se hizo la reveladora fotografía del restaurante “Fiesta” del 12 de junio de 2006, día en el que estábamos celebrando el cumpleaños de mi padre junto a mi hermano Antonio. Al llegar Agustín Mantilla, su hermano y su troupé; llamé a Gustavo Gorriti para alertarlo del peculiar acontecimiento, y él a su vez, llamó a Américo Zambrano que para el bien de todos nosotros, llegó acompañado del fotógrafo Oscar Medrano.

La osada idea de Blanca Burmester era que vaya a la sala contigua al comedor principal del departamento y sea la testigo secreta de la conversación entre Américo Zambrano y ella, hecho que al principio me negué, pero al que terminé aceptando, asumiendo que sería testigo de un diferente desenlace de los acontecimientos.

Ingresé con la joven asistente de Blanca por el ascensor de servicio al departamento, al tiempo que ella se encontraba con Américo Zambrano en el lobby del edificio y subían juntos por el ascensor normal.

Desde que arrancó la conversación, sentí una cachetada que me remeció: Blanca Burmester le increpó a Américo por sus malas prácticas periodísticas y le puso como ejemplo, el dinero que había recibido en simultáneo por el asesor de un político y de una empresaria, para realizarse una cirugía de menor cuantía; hechos que no fueron negados por el periodista y sí confirmados, ante mis asombrados oídos.

Luego, le habló de la nota que quiso publicar en portada de la revista Caretas donde presuntamente buscaba exponer un chantaje que ella le había realizado a nombre de los Sánchez Paredes, a raíz de un encuentro que tuvo Américo Zambrano con Orlando Sánchez Miranda, con la ayuda de Blanca Burmester y que salió publicada en la edición 2052 de Caretas, del 6 de noviembre de 2008.

En ese momento, Américo Zambrano le pidió repetidamente disculpas y le echo la culpa de esa publicación –que salió en la sección de Mar de fondo de la revista- a Marco Zileri, a Jaime Bedoya y le atribuyó a Enrique Zileri, errores productos de la vejez por haber dejado publicar esa nota sobre Blanca Burmester, quien fue colaboradora eficaz en el caso que se le siguió al capo del narcotráfico, Fernando Zevallos, al haber sido Jefa de Comunicaciones en la extinta aerolínea, Aerocontinente.

Zambrano negó en todo momento su responsabilidad en la nota para pasar inmediatamente a pedirle dinero a Blanca Burmester para sacar de la clínica San Felipe a su mamá.

El entonces periodista argumentaba que en la revista no le habían pagado la liquidación -que según afirmó- le correspondía tras su salida de Caretas y que estaba en una situación desesperada y que necesitaba de su ayuda monetaria.

Por un puñado de miles de soles, se vendía un periodista respetado y querido por todos –me incluyó en el grupo- un joven que forjaba una carrera siguiendo a los malos y que había ganado en el mismo año, el 2007, el Premio a la Mejor Investigación Periodística de un Caso de Corrupción en Latinoamérica, concedido por Transparency International Latinoamérica (TILAC) y el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS) con el auspicio de Open Society Institute (OSI).

Zambrano recibió esos premios que llegaban a los 20 mil dólares, por las notas que publicó sobre el clan de los Sánchez Paredes.

Fueron cachetadas y ramalazos en el cuerpo los que uno siente cuando es testigo de un hecho tan doloroso: el derrumbe moral de un periodista que investigó por muchos años a los Sánchez Paredes y que, ahora, le pedía dinero a la persona que iba a ser la protagonista de un reportaje de denuncia por presunta extorsión en la revista Caretas.

Américo Zambrano Romero pudo ser uno de los mejores periodistas de su generación.

Y su voz era otra, su respiración era entrecortada y su desesperación por el dinero ocupaba toda la habitación.

“Mi mamá está enferma, eres la única persona que me puede ayudar. No lo tomes como un chantaje”, decía una y otra vez Américo Zambrano, para mi estupor y el de todos los que lo respetábamos, hasta ese día.

Mientras tanto, Blanca Burmester, a su vez, sufría un ataque de nervios por encontrarse frente a frente con quien meses antes había buscado involucrar en una investigación periodística que finalmente salió en la sección “Mar de fondo” de la revista Caretas, y en la que de refilón, se publicaban inexplicablemente amenazas al celular de Américo Zambrano.

Esa nota en contra de Burmester y que se publicaría en la revista Caretas, iba a perjudicar de rebote, a su ex enamorado, el periodista de investigación, Miguel Ramírez, quien coincidentemente había compartido el premio que entregó IPYS en el 2007, y una de las personas en las que mas piensa el capo del narcotráfico, Fernando Zevallos, cuando se levanta cada mañana, en su celda de Piedras Gordas.

“Blanca, todo fue una calumnia, yo nunca quise hacerle daño a Miguel. Estoy aquí de la manera mas transparente, estoy dispuesto a hablar en audio o en video sobre tu inocencia. No voy a decir, Blanca me prestó y me obligó a que no publique. Yo puedo hacer muchas cosas, filmar, grabar. En la revista no me han pagado nada, ni CTS, necesitó dinero porque mi mamá esta mal”, señaló Américo Zambrano (de acuerdo a un audio de 33 minutos y 18 segundos que está en poder del blog de Larryportera).

Luego, Blanca Burmester entró a la sala donde me encontraba porque necesitaba tomar un vaso de agua, y al salir se fueron con Américo Zambrano, y una acompañante a una institución financiera, a solicitar el dinero que pedía el periodista.

Pero, antes de hacer este paseo, Blanca Burmester había hablado con el agente sectorista para decirle que le niegue el préstamo que iba a solicitar por carecer de fondos.

Una vez que le informan a Américo Zambrano que el préstamo no iba a salir, éste se derrumba en la silla y no sabe a que atinar. Está ojeroso y desesperado. Esta visita a la institución financiera está registrada en vídeo, con la fecha del 19 de octubre en horas de la tarde.

HABLA AMERICO

Ayer -9 de diciembre- recibí un correo electrónico de Américo Zambrano que reproduzco a continuación:

Pao, desde hace unas semanas corren los rumores de que Blanca me
habrìa grabado supuestamente “extorsionàndola”, lo cual es muy
gracioso. Lo que sì creo que pasò es que ella se aprovechò de una
conversaciòn, posterior a mi salida de Caretas, en la que yo le digo
que mi madre està enferma. Pero creo que a estas alturas nada me
sorprende en ella.

Afortunadamente la conversaciòn se dio cuando yo había ya renunciado a
Caretas y cuando la nota en que la menciono como la relacionista
pública de Orlando Sánchez ya había sido publicada en Mar de Fondo. Es
obvio que ella tenía que vengarse y si tiene una buena arma esa es su
lengua y presumo yo secundada por Miguel Ramírez. Sea como fuese hoy
me llamó una persona diciendome algo así: “Paola Ugaz también ha
escuchado a Blanca y le cree”. Yo me reí pero igual decidì escribirte.
Cualquier cosa llàmame al XXX-XXX-XXX
Un beso
Américo.

EPILOGO

Escribir esta nota ha sido muy doloroso de hacer para mí porque escribo de alguien a quien admiré sinceramente, por ello, cada línea me ha tomado mas tiempo de lo normal y porque me advirtieron, traería consecuencias para la investigación judicial que se les sigue a los Sánchez Paredes.

Es decir que la revelación de esta información sobre Américo Zambrano jugaría a favor de la familia investigada por la justicia.

Considero lo contrario, este post contribuye a esclarecer a los buenos de los malos periodistas, a separar la paja del trigo y acabar con hechos, con la siniestra frase que se escucha cada día entre nosotros: otorongo no come otorongo. No, al menos no hoy.

Actualización (Viernes 11 de diciembre de 2009) hecha por Paola Ugáz en su mismo blog

A continuación, publico una carta enviada a otra persona por Americo Zambrano y que se me envió como copia al correo:
1. La reuniòn que reseña Paola fue la segunda. La primera ocurriò tres
dìas antes. Fue Blanca la que me llamò llorando y querìa reunirse
conmigo y con Miguel. Fui. Ahì me dijo que estaba entereda del
problema de mi madre. Le dije que estaba cabezòn por eso y se ofreciò
a hacerme un prèstamo “transparente”. Yo estupidamente aceptè y ese
fue mi gran error. No tenìa a quièn màs acudir. Me citò para el lunes
y fue ahì cuando olvidè mi Reniec. El lunes ya me esperaba lista la
trampa y fui grabado. Reconozco ese gran gran error.
2. Yo ya habìa renunciado a Caretas. No podìa ofrecerle nada puesto
que el Mar de Fondo ya habìa sido publicado. El audio que tengo en el
que su mano derecha la acusa de haber recibido mensualmente dinero de
Orlando Sanchez se lo entreguè a Hildebrandt apenas tres dìas atràs.
Si hubiera querido extorsionarla pues le entregaba ese audio que ella tanto anhela y asunto arreglado.
3. La investigaciòn de los Sànchez se hizo con el mayor cuidado y
profesionalismo. NInguna nota ha podido ser refutada. Yo tengo varias
querellas por difmaciòn por este caso y una por estafa. Anteriormente
no aceptè presiones de ellos ni ofrecimientos de la propia Blanca. Por
què habria de hacerlo ahora y sobre todo de Blanca Insisto en que ella se aprovechò del problema mèdico de mi madre. Pero en fin. La nota de Paola me deja virtualmente como un delincuente, cuando pienso que mis notas, todas, fueron desarrolladas siempre con el mayor profesionalismo, ètica y decencia.
Amèrico

Respuesta de Paola Ugáz.- Minutos después que Américo Zambrano abandonó el departamento de Blanca Burmester nos dimos con la sorpresa de que la mama de Américo, no estaba hospitalizada en la Clínica San Felipe como afirmó en la conversación con Blanca Burmester sino que se encontraba -al llamarla por teléfono- sana en su casa ubicada fuera de la ciudad de Lima.



En el blog “Desde el tercer piso” rebotan la noticia: Los cínicos no sirven para este oficio.
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Otra actualización de "Desde el Techo"
De Entuertos que tienen cola

En agosto pasado, cuando aún Belmont lo deseaba en su canal, César Hildebrandt comentó sobre una supuesta "bomba"  periodística que fue desactivada antes de ser publicada y que hubiese comprometido al jefe de investigaciones de El Comercio, Miguel Ramírez, esposo de doña Blanca Rosa Burmester Landauro.


El cuestionado y casi dilapidado periodista Américo Zambrano ha dirigido una carta a la representante del IPYS, Adriana León, en donde intenta esclarecer los hechos denunciados por Paola Ugáz en su blog. El ex jefe de investigaciones de Caretas, pretende desvirtuar lo sucedido el día del supuesto chantaje en el departamento miraflorino de la ex relacionista pública de los Zevallos, ubicado en la cuarta cuadra del céntrico jirón Vasco Núñez de Balboa.
Lo transcribimos:

Carta de Américo a Ipys (versión original)


Adriana, algunas consideraciones para que se tomen en cuenta, por favor.

1. Fue, sin lugar a dudas, una trampa. Un viernes Blanca me llamò y dialogamos.
LLorando me pidiò dejar todo en cero y le dije que yo ya habia renunciado a
Caretas y que mi madre estaba enferma. Ella me ofreciò un prestamo y
yo sin tener a quien acudir, estùpidamente, acepte.
Quedamos en vernos el lunes. Fue ahi cuando olvide mi DNI.

2. El lunes acudi y fui grabado. No me presto un sol, por supuesto ni
me pidio nada a cambio tampoco. No tenia que ofrecerle.
Yo ya habia renunciado a Caretas. Me encontraba, por lo tanto, sin trabajo.
la nota donde la menciono como la relacionista de Orlando Sanchez Paredes
ya habia sido publicada. Un audio donde su ex mano derecha la acusa
de recibir mensualidades de Orlando Sanchez se lo hice llegar a Hildebrandt
apenas dìas atràs. De què chantaje o extorsión hablamos entonces?

3 El trabajo periodìstico de los Sanchez Paredes se desarrollò con
profesionalismo y transparencia. Ninguna nota pudo ser demolida. Por
el contrario, ellos me han entablado querellas por difamacion, aun en
curso, y hasta soportè amenazas a mi familia y mi persona. En todo
este tiempo, en Caretas, actuè con la mayor correcciòn y ética.

Nunca recibí un sol ni de ellos ni de nadie. Y si asì hubiera ocurrido, pues
hubiese aceptado el departamento barranquino, el terno y las
comidas que me ofreciò Blanca para dejar de publicar sobre Orlando Sànchez Paredes.

4 Lo que sí està claro es que los Sànchez Paredes han desatado una
campaña de desprestigio que finalmente ha dado resultados gracias a Blanca.
Lamento mucho todo esto, pero la versión hay que contarla completa.
Amèrico

Actualización al 12 de diciembre
Pao explica y sustenta
Una entrevista en video de Jonatan Castro de LaMula



...También viene: Próximamente, el descargo de Américo Zambrano

Reactualización al 16 de diciembre
Américo Zambrano: "Me tendieron una trampa"



Aquí, parte del audio de la conversación (digamos, discusión) entre la esposa de Miguel amírez de El Comercio, Blanca Blumester, y el periodista Américo Zambrano, en el departamento de la primera, ubicado en el noveno piso de la cuarta cuadra del jirón Vasco Nuñez de Balboa (Miraflores).

jueves, 10 de diciembre de 2009


Desaparecidos : Tarea Pendiente



Quién, con cinco dedos de frente, puede dudar que el tema de los Derechos Humanos sea una tarea aun pendiente de resolver en el Perú. Más aun cuando existen cientos, por no decir miles, de personas desaparecidas o enterradas en fosas sin nombre. Los desenterradores de las fosas comunes de Putis afirman que el Estado debe "priorizar la exhumación humanitaria de 15.000 desaparecidos enterrados en 4.600 fosas clandestinas" que aun faltan descubrir en aquellas zonas que fueron convulsionadas por el terrorismo. La cifra se vuelve endeble si se tiene en cuenta que muchos de los arrancados de sus hogares, para ser cruelmente exterminados, no existían legalmente porque no contaban con documento de identidad o siquiera habían sido inscritos al nacer.

De estos casos, existen cientos en la zona más pobre de la sierra y ceja de selva del país, avasallada -por más de una década- por verdaderos escuadrones de la muerte, premunidos de una supuesta autoridad delegada por el Estado o ideología “revolucionaria”.

Resulta tedioso recordar la macabra guerra que se desató en la capital, cuando el terrorismo fue desplazado de sus principales bases en el campo. Aunque los muy jóvenes no lo vivieron, aquellos que pasan los treinta años de edad en adelante, sí lo experimentaron en carne propia. Quién no fue retenido en una redada policial, o tuvo un familiar o amistad cercanos tocados por el espiral sangriento que se desató desde 1980.

Y, claro, uno de los principales bandos que se jugó el pellejo en esta guerra, fueron las organizaciones defensoras de los DD.HH, que cumplieron un papel principal para frenar el afán de venganza de ciertos sectores del Estado, que pretendieron institucionalizar la razia a los derechos fundamentales para combatir al terror. Ciertamente que, en el camino, cometieron errores como casi convertirse en desenterradores de los cadáveres de los emerretistas que murieron en la embajada del Japón o el pedir recientemente que el MRTA sea excluido de la lista de movimientos que invocan el terrorismo como forma de lucha.

Por lo demás cumplieron un papel fundamental como tarugo social y legal, evitando el abuso de poder y, fundamentalmente, defendiendo a inocentes acusados de cometer el delito de terrorismo. Por ello se han ganado el odio de los sectores más duros de la extrema derecha que piden arrasar con todo lo que choque con su visión de impunidad para quienes combatieron a la subversión, y de que manera.

Sus mayores mentores ya los conocemos: El máximo exponente, fue el fallecido impunemente General EP (r) Luis Cisneros Vizquerra, quien fundó el soporte ideológico para que los militares cometieran los más impensados crímenes en los departamentos de Ayacucho, Apurímac y Huancavelica, allá en la primera mitad de los 80s.

Este militar, idolatrado por el sector más fascista del Ejército, justificó la doctrina de asesinar a 60 campesinos aunque solo se compruebe después que solo tres eran realmente terroristas. Por ello, toda la década de los 80s, las FF.AA con el aval de los presidentes Fernando Belaunde, primero, y Alan García, después, aplicaron la política de tierra arrasada, liquidando a poblados enteros, sospechosos de apoyar a los senderistas.

Si cabe la expresión, el llamado “gaucho” Cisneros Vizquerra se convirtió en el ideólogo de los genocidas en el Perú, tal como lo comenta el blogger Rodolfo Ibarra, recordando una truculenta entrevista que le hiciera al militar la periodista María del Pilar Tello en 1989.

Después le seguirían muchos adoradores de esta doctrina, como el general Clemente Noel Moral, involucrado en la matanza de 8 periodistas en las alturas de Uchuraccay, los generales Adrian Huamán, Wilfredo Mori y el mismísimo monseñor Juan Luis Cipriani, quien de protagonizar peleados partidos de basquetbol en la década de los 70s, pasó a santificar, con sotana y todo, las atrocidades que se cometían en el cuartel “Los Cabitos” de Ayacucho.

Para escarbar la historia de abusos y crímenes y hallar a las víctimas, así como sancionar a los perpetradores, hace falta que muchos de los involucrados debelen sus secretos mejor guardados. Por ejemplo, se requiere que el personal de tropa de ambos frentes de la guerra revele los lugares de entierro de las victimas de “ajusticiamientos”, civiles y militares, o de los considerados “soplones” o “infiltrados”. En suma, para que todos los desaparecidos aparezcan, se requiere, a parte de voluntad política, leyes que incentiven a los protagonistas a contar la verdad. Tal como se intenta hacer en Chile para desentrañar las barbaridades de la era pinochetista.

Putis es un ejemplo claro de la inacción que provoca el terror. Han tenido que pasar 25 largos años para que los pobladores, que sabían que sus familiares habían sido enterrados en la zona, se hayan animado a exigir la exhumación de los cadáveres.

Para conjurar que la historia no se repita, buenos son museos de la memoria, pero más urgente es la puesta en marcha de una agenda que internalice en la población la necesidad de defender el derecho a la vida y todo lo que le subyace, incluso, exponiendo para ese fin hasta nuestra propia vida.


domingo, 6 de diciembre de 2009


¿Qué es el A.C.T.A y por qué nos debe importar?

05/12/2009
Extraído del blog La Mula
¿Qué es el ACTA?

En octubre de 2007 los Estados Unidos, la Comunidad Europea, Suiza y Japón, al mismo tiempo anunciaron que iban a negociar un nuevo tratado de observancia de la propiedad intelectual, el Anti-Counterfeiting Trade Agreement, o ACTA. Australia, la República de Corea, Nueva Zelanda, México, Jordania, Marruecos, Singapur, Emiratos Árabes Unidos y Canadá se han unido a las negociaciones. El título del tratado propuesto podría sugerir que el Acuerdo sólo trata de falsificación de bienes físicos (como los medicamentos), sin embargo, muy poca información sobre la negociación ha sido puesta a disposición del público lo que hace sospechar que va a tener un alcance mucho más amplio , y, en particular, se ocupará de las nuevas herramientas dirigidas a “la distribución de Internet y la tecnología de la información”.

En los últimos años, EE.UU. y los principales grupos de la industria de la UE titular de derechos de autor han tratado de ampliar las competencias para hacer cumplir sus derechos de propiedad intelectual en todo el mundo y preservar sus modelos de negocio. Estos esfuerzos se han estado llevando a cabo en una serie de foros internacionales, en particular en la Organización Mundial del Comercio, la Organización Mundial de Aduanas, en la cumbre del G8, al Asesor de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, y al Grupo de Expertos de la Propiedad Intelectual en APEC.

Desde la conclusión del Acuerdo de la OMC sobre cuestiones conexas de la Propiedad Intelectual en 1994 (ADPIC), la mayoría de los nuevos acuerdos sobre propiedad intelectual se han creado fuera de los escenarios multilaterales tradicionales, a través de acuerdos bilaterales y regionales de libre comercio suscritos por los Estados Unidos y la Comunidad Europea con sus respectivos socios comerciales clave.
El ACTA es el nuevo programa global sobre Propiedad Intelectual.

¿Por qué es importante?

El ACTA tiene varias características que plantean importantes problemas potenciales para la privacidad de los consumidores y las libertades civiles, la innovación y el libre flujo de información en Internet, el comercio legítimo, y para la capacidad de los países en desarrollo para elegir las opciones políticas que mejor se adapten a sus prioridades nacionales y el nivelde desarrollo económico.

El ACTA se está siendo negociando por un selecto grupo de los países industrializados, al margen de los actuales foros internacionales multilaterales para la creación de nuevas normas de propiedad intelectual como la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual y (desde los ADPIC) de la Organización Mundial del Comercio. Tanto la sociedad civil y los países en desarrollo están deliberadamente excluidos de estas negociaciones.

La hoja informativa publicada por el USTR, junto con el informe del USTR ”Especial 301” deja claro que el objetivo es crear un nuevo estándar de la observancia de la propiedad intelectual, por encima de las normas internacionalmente acordadas en el Acuerdo sobre los ADPIC, y una mayor cooperación internacional, así como el intercambio de información entre los organismos de los países signatarios de la ley. Los últimos 10 acuerdos bilaterales de libre comercio suscritos por los Estados Unidos [incluyendo el suscrito con el Perú] han exigido a los socios comerciales adoptar obligaciones de observancia de la propiedad intelectual que son superiores a los de los ADPIC. A pesar de que los países en desarrollo no son partes en las negociaciones del ACTA, es probable que la adhesión al mismo, y la aplicación de ACTA de los países en desarrollo será un requisito impuesto en los futuros acuerdos de libre comercio.

Mientras que la información poco se ha puesto a disposición por los gobiernos de negociación ACTA, un documento filtrado a la opinión pública, titulado “Documento de debate sobre una posible contra-falsificación de Comercio” de una fuente desconocida puede dar una indicación de lo que los grupos de la industria de contenidos titular de derechos parecen estar pidiendo para - incluyendo los nuevos regímenes legales para alentar a los ISPs a que cooperen con los titulares de derechos en la eliminación de material ilícito. El documento de debate deja abierto cómo los proveedores de servicios de Internet deberían ser alentados a identificar y eliminar el material supuestamente infractor de la Internet. Michael Geist alerta en su página web sobre los últimas discusiones llevadas a cabo en Corea este año.

Los grupos titulares de derechos de autor promueven la creación de ACTA y han pedido el filtrado a nivel de proveedores de servicios Internet y proveedores de servicios Internet para bloquear la conexión de los ciudadanos a Internet cuando cometa alguna infracción al copyright (los “Tres Strikes” ). Es decir: en lugar de preocuparse por controlar la falsificación se preocupan por vigilar a los ciudadanos que hacen uso de Internet.

Esto plantea preocupaciones considerables por las libertades civiles de los ciudadanos y los derechos de privacidad, y el futuro de la innovación en Internet.
Adaptado de Electronic Frontier Foundation http://www.eff.org/issues/acta
No soy delincuente es una iniciativa de Marco Sifuentes (OCRAM) y Roberto Bustamante (El Morsa) cuya página en facebook puede consultarse aquí y su blog aquí

jueves, 3 de diciembre de 2009


¡No lo Coman!

Un anuncio comercial que dilapida cualquier apetito. El Comercio no tuvo mejor idea que propagandizar su nuevo coleccionable de "comidas saludables", apelando a una publicidad discriminatoria y, para muchos, racista, que hurga en modelos de elección primarios y primitivos, totalmente censurables en un contexto social como el actual en el que se busca la inclusión basada en propuestas de tolerancia y aceptación del prójimo.

El comercio- Los canibales from Pao Ugaz on Vimeo.

miércoles, 2 de diciembre de 2009


La Pista de los Pishtacos

20 años después se descubre trama psicosocial con marca registrada por el Apra.



La periodista Jacqueline Fowks, del blog “Notas desde Lenovo”, descubrió, hurgando en una hemeroteca, que el tinglado armado con el asunto de los pishtacos no es un cuento nuevo y más bien pertenece al arsenal de psicosociales reservados para épocas picantes, de bajones políticos, por los que suele atravesar Alan García.

Resulta que el periodista Miguel Ramírez, entonces activo practicante en la revista Oiga (antes había pasado por el diario Marka), escribió un reportaje dictado por la entonces Policía de Investigaciones, que describía las peripecias y horrores de sanguinarios hombres sedientos de grasa humana en la zona oriental del país.

El actual jefe de investigaciones de El Comercio, hace exactamente 20 años, acogió como cierta la versión policial de la existencia de pishtacos y logró una noticia de portada que enmudeció de espanto a medio Lima. Recordemos que en mayo de 1989, el régimen aprista se batía en retirada con una crisis económica inmanejable, una corrupción imbatible y un terrorismo que alcanzaba sus niveles más altos de sanguinario accionar.

Aquella vez los hechos habrían ocurrido en el caserío Hermosa Pampa, a tres horas de la provincia de Satipo, hasta donde viajó el periodista Ramírez con el fotógrafo Ysrael Mertz, recogiendo los detalles del alucinante suceso de manos de los policías de esa calurosa ciudad.

El reportaje de la importante revista Oiga, dirigida por el periodista vasco Paco Igártua, alcanzó las siete páginas y en uno de sus párrafos se describe casi el mismo libreto dictado recientemente por los jefes de la Dinincri: “Parecería que lo ocurrido en Hermosa Pampa tiene inspiraciones ligadas a una secta diabólica. La PIP encontró en la casa de los pishtacos cinco litros de aceite humano, el cuchillo con que descuartizaron a Herminia Pareja y la lata donde frieron los trozos de grasa extraídos de su víctima”.

Pero esta vez el suceso, construido por los maniqueos apristas, expertos en cortinas de humo, se escapó del control del gobierno. Resulta que hoy, a diferencia de hace veinte años, existen medios alternativos de comunicación que empezaron a desmoronar la mentira. A todas luces, se trató de tapar la sólida denuncia de la revista Poder sobre la existencia de un “escuadrón de la muerte” en Trujillo que se estaría dedicando a ejecutar a personas por encargo, entre ellos a delincuentes.



¿Surco es chileno?



A sus constantes desatinos, el Alcalde de Surco, y el aparato partidario que lo acompaña, han agregado uno más para el anecdotario del sufrido vecino de este tradicional distrito. Acaba de pintarrajear los letreros hechos en concreto, que dan la bienvenida al distrito, con los colores de la bandera chilena.

El burgomaestre Manuel Del Mar, acaba de romper palitos con la agrupación dirigida por Luis Castañeda que lo encumbró a la Alcaldía de Surco. Por esa razón no tuvo la mejor iniciativa que cambiar los colores verde-amarillos por el tricolor de la bandera del país del sur. Sí, ese que nos espía y que luego groseramente lo niega.

Los letreros hechos de cemento, ubicados al ingreso de las urbanizaciones San Roque y Precursores, han sido pintarrajeados de los colores azul, rojo y blanco, asociando inmediatamente el recuerdo de la bandera chilena, nada menos.

Este hecho se agrega a la odisea que pasan miles de peatones, pasajeros y conductores de vehículos al transitar, casi a toda hora, por el cruce de las avenidas Tomás Marsano y Los Próceres, lugar conocido como La Bolichera. Resulta que a las autoridades de Surco se les ha ocurrido remozar ese cruce justo para fiestas navideñas, ocasionando espectaculares y desesperantes embotellamientos. Los trabajos lo vienen realizando, a paso de tortuga, desde hace dos semanas y lo piensan concluir en 20 días más.

Lo grave del asunto es que este entrampamiento en el tránsito afecta a todo vehículo que viene del cono sur, ya que este lugar es el cuello de botella por donde, obligadamente, pasan los vehículos de todos los distritos de la zona sur de Lima.


martes, 1 de diciembre de 2009


No es censura pero se parece

30 Noviembre de 2009

Perú 21
Por Marco Sifuentes

imagen: Andres Edery


Se viven días tensos en La Habana. Después del secuestro estilo camorra que sufrió la bloguera Yoani Sánchez, fue el turno de su esposo, agredido por espontáneos "manifestantes" castristas la semana pasada. Ayer el diario oficial cubano Granma dedicó sus páginas centrales a calumniar a Yoani, a quien llamó "lobezna". No le queda otra. Si Yoani tuviera una radio, una televisora o un diario clandestinos hubiera sido facilísimo para la dictadura cubana bloquear esos medios de difusión. Pero no se puede confiscar un blog. Es materialmente imposible.

El gobierno cubano ha hecho todo lo posible por censurar la red en la isla, pero le resulta difícil. Técnicamente difícil, quiero decir. Internet ha sido construida de tal forma que interpreta todo intento de censura como un error del sistema y lo sortea. Internet ha sido construida sobre la base de una "arquitectura de la libertad", como dice Manuel Castells. Por eso, cansados de la ineficiencia de sus bloqueos técnológicos, las autoridades cubanas han decidido abordar el problema Yoani con un enfoque directo: golpe y calumnia.

¿Eso quiere decir que la red es un espacio libérrimo, sin límites, en el que no se puede impedir la publicación de contenido? Nunca tanto. La noticia de la semana en las redes fue el bloqueo del grupo No a Keiko en Facebook. Éste es un colectivo virtual creado en mayo de este año, por Giancarlo Navarro y Patricia Zevallos, desde Cajamarca. Ambos utilizaron habilmente las redes sociales (desde el internacional Twitter hasta la peruanísima La Mula) para convocar, hasta el momento, a más de 25 mil personas que no quieren que el Perú vuelva a caer en las garras de la dinastía Fujimori.

El grupo creció y creció hasta convertirse en la movida política más importante de la Internet peruana (de hecho, si juntamos a todos los seguidores de todos los políticos peruanos en Facebook siguen siendo menos que los fans de No a Keiko). Pero, como suele suceder, Facebook tiene normas internas que le permiten eliminar unilateralmente los contenidos de su red social. Y eso fue lo que sucedió: el sábado pasado los administradores de NAK descubrieron que no podían ingresar contenido a su página de fans (porque no sólo hay un grupo de No a Keiko sino que también hay otra aplicación solo para los fans de No a Keiko).

Preguntados por las razones del bloqueo, Facebook respondió que "tiene políticas para detener formas de comportamiento que otros usuarios puedan encontrar fastidiosas o abusivas, incluso si no hubiera esa intención". No dio mayores detalles sobre cuáles habían sido esas formas de comportamiento fastidiosas o abusivas.

De inmediato todos los dedos apuntaron a la cúpula fujimorista. Carlos Raffo se apresuró en desmentir que ellos hayan tramitado la suspensión de la cuenta. Y podría ser. En realidad, podría haber sido cualquiera, no se necesita ser un congresista para retirar un contenido de una red social.

Todo servicio 2.0 no sólo le ofrece a cualquiera la posibilidad de publicar lo que sea, sino también permite que cualquier navegante ofendido logre retirar determinados contenidos de la red (si es que logra argumentar que dicho contenido no cumple con las normas de uso del servicio). Hay diferencias, claro. Por ejemplo, es muy fácil retirar o bloquear un video de YouTube si suficientes personas se quejan. En cambio, las condiciones de uso de Blogger.com son mucho más permisivas con los contenidos de sus usuarios. Facebook está más cerca de YouTube que de Blogger.

La idea detrás de estas restricciones es que tú eres libre de publicar lo que te dé la gana y yo soy libre de decidir si quiero o no que publiques conmigo. Si no te gusta, ahí está el resto de Internet para alojarte. Esta es la misma lógica que aplican los bloggers para admitir o no ciertos comentarios en sus posts. Algunos se publican, otros no y si no estás de acuerdo, saca tu propio blog y quéjate.

Tras diez días de bloqueo y supuesta evaluación, Facebook desbloqueó No a Keiko, pero desde entonces sus administradores luchan para que el ímpetu de sus fans no generen una causal de otro bloqueo. Van a tener que moderar las intervenciones de los participantes. No, no van a censurar. Van a moderar. Hay una diferencia, una que fujimoristas y castristas no entenderán.